sábado, 14 de julio de 2007

Etapa 06: De Berastegi a Lekunberri

Hemos dejado un coche en Lekunberri que nos servirá para volver al final de nuestra etapa a Berastegi sin tener que contar con medios de transporte públicos, que funcionan entre Pamplona y San Sebastián.

Poca historia destacable posee esta bonita población de Berastegi de la que se tiene referencia ya en las demarcaciones del Obispado de Pamplona en el año 1.027, siendo Rey de Navarra Sancho Garcés III el Mayor. Con una población de unos mil habitantes, se encuentra enclavada a 406 metros de altitud, el pie mismo de las estribaciones de la Sierra de Aralar de la que tendremos referencia visual durante la mayor parte de nuestro recorrido.

El día se presenta bastante caluroso según las predicciones metereológicas, de ahí el que llevemos bastante provisión de líquidos en nuestras mochilas. Hemos quedado de acuerdo en suspender las próximas etapas hasta que bajen las temperaturas, muy elevadas en esos meses en toda zona de aproximación a Pamplona.

Resulta muy reconfortante el inicio de la travesía ya que la temperatura aún resulta fresca y podemos disfrutar de la calma reinante en el pueblo, el cual dejamos, tomando dirección a la ermita de San Sebastián (529 metros), situada en un montículo que domina toda la zona y que se encuentra en muy buen estado de conservación.

Curiosamente el acceso a esta ermita debe hacerse necesariamente por campas de propiedad privada cerradas con empalizadas y alambre. Descendemos paralelos a la carretera de acceso al pueblo al objeto de cruzar la autovía por un túnel próximo, continuando nuestra subida por una pista clara que en un determinado momento se interrumpe sin continuidad (653 metros) viéndonos obligados a remontar en busca de alguna pista o sendero que ofrezca más seguridad. Se trata esta zona de un precioso bosque de robles apenas con referencia de haber sido pisado y, ante esta situación y cuando ya hemos subido hasta los 710 metros de altitud, optamos por descender en línea recta hacia el punto en que suponemos se encuentra al acceso a Plazaola, entre árboles y bastante vegetación que impide un andar cómodo, tomando como referencia un riachuelo que desciende en nuestra misma dirección y por donde la posibilidad de caminar se presenta más factible. La buena orientación y nuestros GPS´s nos llevan a topar con la pista que viene entre caseríos desde Berastegi y que, cruzando el río Leitzarán por un amplio puente, nos sitúa exactamente en la antigua estación de ferrocarril de Plazaola (411 metros) hoy completamente en ruinas.

Es necesario mencionar que la ruta que hemos tomado para llegar a este punto no es la adecuada ya que si a la salida de Berastegi, a la altura de la ermita de San Sebastián, hubiésemos seguido directo por la misma pista que llevábamos, cruzando la GI-2130, en dirección al barrio de Lindozulo y pasando más tarde por debajo de la autovía por la zona del viaducto de Aintzerga, hubiésemos llegado precisamente al punto mencionado anteriormente próximo al puente por donde se cruza el río Leitzaran para llegar hasta la estación de Plazaola . Esta segunda ruta es la que recomendamos a quien se anime a realizar esta travesía ya que representa unos dos kilómetros menos de andada y unos 300 metros de subida y bajada sin ninguna necesidad. El track que se facilita contempla precisamente esta segunda opción.

Continuamos desde la estación de Plazaola cruzando delante del caserío "Frankio" nombre que le viene por la misma denominación de la zona y del riachuelo que pasa por sus aledaños, el cual remontaremos durante un buen tramo por un sendero apenas pisado y difícilmente apreciable en algunos sitios, todo ello superado por las acertadas indicaciones de Larra, hoy nuestro sherpa principal. Vamos en dirección a la carretera de acceso a Leitzalarrea entre hayas y robles, por senderos vírgenes llenos de vegetación y verdor y llevando como únicos sonidos los trinos de los pájaros y el discurrir del río. Se trata de un tramo muy reconfortante a pesar de que la situación de este punto de encuentro con la carretera este situado a 595 metros de altitud, siendo por lo tanto de constante subida, pero que superamos sin apenas darnos cuenta.

En este lugar y ya en el asfalto, unas marcas nos indican la dirección que debemos tomar, por un sendero entre hayas que nos protegen del sol que ya aprieta y que hace algunas horas se está haciendo notar. Sin embargo vamos tomando altura y salimos del hayedo por zona de hierba y con cómodo caminar, que nos permite crestear varias lomas de menor importancia hasta llegar al buzón del Petriteka (1.057 metros) desde donde se ve próxima la cumbre del Eguzkizko-Muñoa (1.082 metros), cima que al poco rato llegamos sin más dificultad y desde cuyo lugar se contempla una excepcional panorámica con la población de Leiza a nuestros pies.

Seguimos nuestro recorrido retrocediendo hasta la altura del Petriteka que dejamos a nuestra derecha, iniciando un fuerte y rápido descenso entre puestos de caza de paloma para llegar al Alto de Escurra (690 metros). En este lugar nuestro planes de tomar una cerveza se ven truncados ya que el hostal existente aquí se encuentra cerrado. La verdad es que el día empieza a resultar muy pesado por la temperatura reinante, que estamos superando gracias a que hemos andado hasta ahora la mayor parte del recorrido entre sombra, y que cuando hemos salido a terreno despejado el viento sur ha sido reconfortante.

Dejamos de inmediato la N-170 tomando a nuestra derecha por una pista de piedra que asciende para llegar a la zona del Puerto Bidate donde se encuentra instalado toda una batería de molinos del parque eólico allí existente. La subida resulta exigente y el calor está haciendo mella en nuestras fuerzas, si bien logramos llegar a la cumbre del Suparrobi (1.162 metros) sin mayores dificultades. Ante la presencia del cadáver de un buitre al pie mismo de uno de los molinos, sacamos a relucir uno de los temas más debatidos últimamente en algunos foros de montaña, respecto a la incidencia que sobre los animales y la naturaleza pueden tener estas instalaciones de generación eléctrica. Estos tiempos y el afán consumista existente parecen ser argumento único que justifique esta invasión que se está produciendo en nuestros montes, siendo Navarra una de las comunidades que más ha avanzado en esta cuestión… para bien o para mal.

Continuando nuestro recorrido, dejamos atrás los molinos en dirección a Ireber, para lo cual debemos perder unos ochenta metros de alt que de nuevo tendremos que remontar. Esta parte del recorrido se caracteriza por la presencia de varias lomas de hierba que invitan a ser recorridas y que terminan en la misma cima del Ireber (1.202 metros), cumbre en forma piramidal y con la presencia de mucha roca, aspecto que la diferencia de los demás montes de las inmediaciones que no cuentan con la presencia de piedra.

Al pie mismo del Ireber hemos cruzado por un dolmen cuya existencia se supone en los años 2.000 a 900 a.c y que se encuentra situado en Goitasun a 1.1734 metros de altitud. Desde la cumbre del Ireber ya podemos contemplar el punto de nuestro destino final en esta travesía, si bien nos quedan unos doce kilómetros para finalizar la etapa.

Iniciamos nuestro ya definitivo descenso por varias pistas que confluyen entre sí y pueden dar lugar a confusión de no tener claro el recorrido, adentrándonos al poco tiempo en un hayedo que nos permite disfrutar de su frondosidad recorriéndolo por senderos apenas perceptibles pero perfectamente identificados con marcas, tanto de la GR-12 como de la NA-85, y que dejamos a la altura del monte Arrizubi, el cual bordeamos faldeándolo por su cara SE viéndonos obligados a rectificar nuestra dirección en un tramo que ofrece dudas, al objeto de llegar sin complicaciones a la pequeña población de Etxarri (659 metros) donde confiamos poder tomar unos buenos tragos de agua ya que a estas alturas del recorrido nuestras reservas de líquido ya se han agotado, sin embargo debemos cruzar las pocas casas sin poder cumplir este objetivo puesto que no existe fuente pública y no nos animamos a molestar a nadie, ya que la distancia hasta Lekunberri es sólo de unos tres kilómetros.

Con las ansias que llevamos de calmar la sed, la distancia restante se nos hace más corta de lo que pensamos, entrando en la población de Lekunberri (584 metros) alrededor de las cinco de la tarde, directamente a una "taberna" situada cerca del ayuntamiento y donde pedimos unas "birras" en la jarra más grande que tengan, las cuales desaparecen en un "pis-pas" dando cabida a unas segundas que inmediatamente solicitamos.

Nuestro vehículo nos permite volver a Berastegi tal y como habíamos previsto, en cuyo lugar damos por finalizada la bonita travesía de hoy.

Desniveles
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